Rusia, un país emergente que enfrenta grandes desafíos
Rusia forma parte del selecto grupo de los países emergentes, junto con otras economías con las que comparte una serie de rasgos, como una gran población, un vasto territorio y una destacada participación en el comercio internacional en los últimos años. Desde el año 2001, con la creación del acrónimo BRIC (Brasil, Rusia, India y China) destacó como superpotencia emergente al formar parte de los países que se preveía que marcarían la economía y política del siglo XXI y que actualmente suman casi la mitad de la población mundial y un cuarto del PIB.
El potencial económico de Rusia
El grupo Gold Sachs apuesta por el potencial económico de los BRIC a medio plazo, afirmando que pueden convertirse en economías dominantes a mitad de siglo, heredando el poderío económico de los G7, grupo de países industrializados con peso político, económico y militar muy relevante a escala global, formado por Estados Unidos, Japón, Alemania, Reino Unido, Francia, Italia y Canadá.
Rusia también pertenece al denominado grupo EAGLEs (Emerging and Growth Leading Economies), las economías emergentes que lideran el crecimiento global, elegidas anualmentepor BBVA Research, -creadores del acrónimo-, en función de sus resultados economicos y las condiciones de los mercados. El "Informe Anual 2014" revisó por cuarto año la clasificación de las principales economías emergentes, e incluyó a Rusia junto con China, la India, Indonesia, Turquía, Brasil y México (mientras Corea y Taiwán ascienden a economías desarrolladas), con una aportación al crecimiento mundial en los próximos diez años de 490 mil millones de dòlares.
El informe concluye también que el peso de los países emergentes "seguirá aumentando" y el foco de poder dentro de la economìa mundial se desplaza hacia el Pacífico, explica Álvaro Ortíz, analista de BBVA Research. A su vez, se observan "grandes cambios en términos de demografìa, sociales, políticos y económicos": continuación de la revoluciòn de las clases medias emergentes, configurando un grupo que ya suma 3000 millones de personas.
Retos para el futuro
Rusia comenzó su andandura como país en 1991, arrastrando debilidades y fortalezas históricas y coyunturales, en el marco de una política de Estado caracterizada años más tarde por una organización estatal fuerte bajo el mandato de Vladimir Putin, que llegó al poder en el 2000, sucediendo a Boris Yeltsin. Lo hizo poco después del crack financiero del país en 1998, que supuso un fuerte varapalo para el país, a su vez responsable de las deudas de la URSS.
Putin estableció un estricto control sobre la economía y ha logrado una mayor estabilidad política y, tal y como afirman algunos analistas, como Alexander Golts, su intención es recuperar su estatus de superpotencia. Ello explicaría tanto sus controntaciones con los estadounidenses como su intento de recuperar su influencia sobre los países limítrofes o su acercamiento a China. Pese a los avances económicos logrados por Putin, todavía soporta el lastre de debilidades como la corrupción, una clase media débil, falta de infraestructras, baja esperanza de vida, pérdida de población y una excesiva dependencia social del Estado.
Por contra, su enorme territorio y su rica cultura impulsan sus posibilidades de progreso. Abel Pérez Zamorano, especialista en desarrollo económico, destaca las alianzas estratégicas que mantiene con los demás países BRICS, así como el acercamiento entre Rusia y China como signo de que ambas naciones "van en busca de un modelo más avanzado que incorpore una base capitalista que los dote de eficiencia productiva".
Por otro lado, el experto considera que las sanciones recibidas con motivo de los conflictos en Ucrania y Siria al ser excluida del G8 no tendrán mayores consecuencias habida cuenta de la deuda de 653 mil millones de dólares de Europa con empresas rusas. A juicio de Michel Aglietta, profesor de ciencias económicas en la Universidad Paris Ouest Nanterre, Rusia "no ha podido desarrollar la inversión privada ni un sector privado de pequeños y medianas empresas", lo que finalmente ha provocado un enlentecimiento de su economía en los últimos años. "Tanto en Rusia como en el resto de países emergentes, el gran desafío es transformar las clases medias en una fuerza de desarrollo", concluye.
Dos de los principales componentes de los BRICs se encuentran en muy mala forma: Brasil y Rusia terminaron 2014 y han empezado 2015 con perspectivas poco favorables. En el caso de este último, los problemas son tan graves que ya hay expertos que dudan de si seguir considerando Rusia como economía emergente.
Rusia como economía emergente: ¿demasiado vulnerable?
Rusia, uno de los mayores productores mundiales de petróleo y gas natural, está sufriendo los efectos de la desaceleración económica al contemplar la caída sin tregua de los precios de la energía. Sus cinco grandes empresas en este sector emplean cerca de un millón de trabajadores que, hasta el año pasado, es ocupaban de abastecer a Europa y Asia, obteniendo a cambio más de trescientos cincuenta mil millones de dólares como resultado de sus exportaciones. Las circunstancias han cambiado y la situación que vive Rusia como economñia emergente es de las más complicadas. Probablemente estos se deba también en parte a las raíces nacionales de sus problemas. La invasión de Ucrania que decidió Vladimir Putin de forma unilateral provocó sanciones estadounidenses y europeas que se han ido endureciendo gradualmente desde que se impusieron en julio del año pasado. Algunos ejemplos son:
- Normas que limitan el acceso de las empresas rusas a los mercados de deuda de Estados Unidos.
- Prohibición de determinado tipo de importaciones provenientes de este país.
- Impedimento a las empresas petroleras occidentales de ayudar a los rusos a desarrollar yacimientos de gas y petróleo.
Como respuesta, Putin ha actuado sobre los aranceles y bienes occidentales e importación. Esta represalia ha hundido aún más el país, al subir los precios internos todavía más, el golpe de gracia a una sociedad sobre la que ya pesaban las consecuencias de la crisis del petróleo. Sin embargo, el futuro no parece nada alentador por lo que el planteamiento de Rusia como economía emergente puede tener que esperar. Y es que podría ser peor lo que está por venir:
- La caída de los precios de las materias primas se prolonga.
- Con el fin de atacar la inflación y detener la caída en su moneda, el Banco central de Rusia elevó sus tasas a finales de 2014 en nada menos que un 9,5%.
- Al mismo tiempo, el Ministerio de Finanzas, en su preocupación por reforzar sus libros de cuentas, impone una regla que limita el déficit presupuestario al 1% del PIB, lo que conllevará una mayor austeridad en su política fiscal.
Como consecuencia, los bancos podrían resultar vulnerables ante los recortes de gastos del sector público, que impactan en el nivel de ingresos, y las altas tasas de interés, que dificultan los servicios de préstamo. En Rusia, la realidad habla por sí misma: la morosidad están aumentando y los inversores comienzan la huída, retirando el capital del país mientras están a tiempo de hacerlo. A pesar de que su mercado de bonos tiene todavía grandes reservas en moneda extranjera, hablamos de cerca de 370 mil millones de dólares; las deudas a que el país tendrá que hacer frente, también en dólares, se vuelven más difíciles de pagar cuando la moneda nacional cae. Noventa mil millones de dólares en pagos que impedirán crecer en 2015 como esperaban quienes, hace pocos años, pronosticaban que veían a Rusia como economía emergente.
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