Cómo gestionar el riesgo financiero en tu empresa

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La gestión de riesgos siempre ha sido una herramienta importante en la dirección de cualquier empresa, sobre todo cuando un mercado experimenta una recesión. En cualquier entorno económico, una sorpresa inesperada puede destruir tu negocio de un plumazo si no dispones de las estrategias de gestión de riesgos adecuadas para prevenir, o al menos mitigar, los daños derivados de ese riesgo.

Sin una planificación adecuada de la gestión de riesgos, cualquier sorpresa puede llevar a una organización cuesta abajo en cuestión de días. He aquí algunas formas habituales de mitigar el riesgo financiero de su empresa.

 

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Tipos de riesgo financiero

Tanto las entidades privadas como las públicas pueden ser susceptibles de sufrir diversos tipos de riesgo financiero, con distintos niveles de volatilidad en función de los tipos de inversiones de que se trate. Esta es una lista no exhaustiva, que cubre algunos de los tipos más comunes de riesgo financiero y sus factores de riesgo.

Riesgo de crédito

El riesgo de crédito es la posibilidad de que un prestatario de crédito no pueda devolver sus préstamos tal y como se comprometió en el contrato que firmó con el prestamista. La puntuación crediticia de una entidad mide su probabilidad de devolver las deudas a tiempo.

Riesgo de liquidez

La liquidez de los activos se refiere a la facilidad con la que una entidad puede convertir sus activos en efectivo. El riesgo de liquidez viene determinado por la capacidad de una entidad para reembolsar sus deudas sin incurrir en graves pérdidas, que en el peor de los casos desembocan en la quiebra. Este riesgo se produce cuando la persona, empresa o institución tiene que vender sus activos a un valor inferior al que los adquirió.

Riesgo de mercado

El riesgo de mercado es la probabilidad de que una entidad incurra en pérdidas financieras debido a las fluctuaciones de precios y a la volatilidad del mercado financiero. Dependiendo de las inversiones realizadas y de los activos poseídos, esto puede afectar al riesgo de tipos de interés, al riesgo de divisas con los tipos de cambio y a la valoración bursátil.

Riesgo operativo

Es el riesgo de pérdidas financieras debidas a un rendimiento insuficiente o a un fallo de los procesos y operaciones internos de la empresa, así como a posibles factores externos. Una mala gestión de las funciones de una empresa, de sus finanzas y/o de sus empleados puede dar lugar a un elevado riesgo operativo.

Gestionar el riesgo financiero

1.   Establece prioridades

El primer paso en la creación de un plan de gestión de riesgos debe ser siempre priorizar los riesgos y amenazas. Puedes hacerlo utilizando una escala un tanto universal basada en la probabilidad de que ocurra cada riesgo.

Por supuesto, un riesgo que se sitúe en la categoría superior debe tener prioridad sobre los demás, y debe ponerse en marcha un plan para prevenir, o al menos mitigar, estos riesgos.

2.   Contratar un seguro

Evalúa las responsabilidades y la normativa legal para determinar qué tipos de seguro necesitará tu empresa.

Adquirir un seguro te permite transferir tu riesgo a las compañías de seguros por un coste pequeño, especialmente si se compara con el coste potencial del riesgo no cubierto.

3.   Limitar la responsabilidad

Si eres empresario individual, limita tu responsabilidad cambiándote a una sociedad anónima o de responsabilidad limitada (SRL). En este tipo de estructura, el propietario de la empresa no responde personalmente de las deudas u otras responsabilidades de la empresa.

4.   Implanta un programa de garantía de calidad

Una buena reputación es imprescindible si quiere tener un negocio sostenible. El servicio al cliente es clave para el éxito. Asegúrate de probar tus productos y servicios para garantizar la máxima calidad.

5.   Limita los clientes de alto riesgo

Si acabas de empezar, implanta una norma por la que los clientes con mal crédito deban pagar por adelantado, lo que te evitará complicaciones en el futuro. Para ello, debes contar con un procedimiento que te permita identificar los riesgos de mal crédito con antelación.

6.   Controlar el crecimiento

Esto tiene todo que ver con la formación de los empleados. Si vendes productos y/o servicios y fijas objetivos elevados para los empleados, éstos podrían verse tentados a asumir riesgos innecesarios, lo que puede dar lugar a una mala reputación de su empresa. En su lugar, forma a tus empleados para que se centren en la calidad, no en la cantidad. De este modo, evitarás el riesgo de que disminuyan las ventas debido a tácticas de venta de alta presión que los clientes no aprecian.

7.   Designa un equipo de gestión de riesgos

Si quieres ahorrar capital al no tener que contratar a una empresa externa, y dispones de tiempo, puedes nombrar a empleados actuales para que dirijan un equipo de gestión de riesgos. Sin embargo, esto solo sería acertado si alguien del equipo tiene experiencia en este ámbito y puede actuar como líder.

De lo contrario, contratar a un equipo externo de gestión de riesgos será una inversión rentable. Podrán trazar un mapa de todos los riesgos para tu empresa en función de tu tipo de negocio y establecer estrategias para aplicarlas inmediatamente si alguno de esos riesgos se convierte en realidad. Esto debería conducir a la prevención, o mitigación, de esos riesgos y amenazas.