Principales áreas de formación para directivos de empresas
Los directivos o gerentes, como ningún otro cargo del organigrama de una compañía, son los que más abocados están a la actualización permanente. Las labores directivas cambian día tras día y muchas veces a un ritmo vertiginoso. Es por ello que la preparación con la que cuenten resulta fundamental para la marcha de las empresas que lideran. Sus decisiones, recordemos, pueden servir tanto para la consolidación como para el hundimiento de las organizaciones. Ningún otro cargo tiene tanta responsabilidad como éstos.
¿Qué debe saber un directivo?
Para empezar, es obvio que cualquier director debe dominar el campo en el que se su empresa se desenvuelve. Es decir, está obligado a conocer de primera mano el sector comercial, sus dinámicas, los competidores que operan, las lógicas de consumo, entre otros. Estos son los denominados conocimientos especializados. Tradicionalmente se ha creído que la labor gerencial se limitaba al dominio de factores numéricos, financieros o económicos. Y en parte es así. Sin embargo, estar al frente de una empresa implica muchas más cosas. Las dinámicas del mercado actual exigen que, además de los conocimientos ligados a la función contable, los gerentes de compañías desarrollen otra serie de herramientas, en especial aquellas que se refieren a la gestión del talento humano y al mantenimiento de climas laborales óptimos para el rendimiento y la productividad. Pueden ser innumerables las áreas específicas en las que podría centrarse un directivo a la hora de ejercer sus labores. Sin embargo, una clasificación estándar de las mismas supone destacar unas cuantas. Veamos cuáles son:
- Liderazgo: capacidad para influir en aquellos a quienes dirige. También es la habilidad para conducir procesos, intervenirlos y supervisarlos en función de unos objetivos trazados de antemano.
- Trabajo en equipo: es el grado de gestión de procesos conjuntos en los que se asigna previamente un rol a cada integrante.
- Enfoque de resultados: es fundamental saber medir resultados, dinámicas y procesos internos. Finalmente, un directivo debe tomar medidas en función de los indicadores que aplica. El directivo evalúa constantemente.
- Comunicación: es, quizá, la habilidad más importante entre las requeridas por un alto directivo. Su comunicación debe ser eficaz, directa y coherente para que sus mensajes sean comprendidos por el resto de colaboradores. Aquellos directivos con dificultades para comunicarse están abocados al fracaso.
- Know how (saber hacer): es decir, saber tomar las decisiones adecuadas en los momentos que lo ameriten. Esto implica rapidez, capacidad de reacción, visión a largo plazo y seguridad en sí mismo.
Tres tipos básicos de inteligencia
Según señalan los expertos en temas de innovación empresarial, cualquier directivo debe tener en cuenta tres tipos de inteligencia en el momento de ejercer sus labores:
- Emocional:
Significa tomar conciencia de las emociones, tanto las propias como las ajenas. Esto implica tolerar presiones, reconducir situaciones de crisis y desarrollar la empatía, la convivencia y la armonía.
- Cultural:
Cuando el directivo es capaz de reconocer y adaptarse a otras culturas, medios o contextos sin que su eficacia se vea comprometida.
- Generacional:
Consiste en saber gestionar el talento de cada una de las generaciones que hacen parte del equipo de trabajo. La edad de sus miembros implica cambios en la perspectiva, los intereses, la productividad, entre otros.
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