Qué es la economía colaborativa

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La economía colaborativa es un modelo económico basado en el intercambio de bienes y servicios entre individuos y facilitado por plataformas digitales, que tiene como objetivo aprovechar la tecnología para comprar, vender o alquilar bienes de forma más sostenible.

Es decir, se trata de un tipo de consumo que trata de satisfacer a los usuarios y, a la vez, beneficiar al planeta, por lo que se suele englobar dentro del término de economía circular.

 

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Para qué sirve la economía compartida

Este tipo de economía tiene muchas utilidades en el mundo actual, dado que surge como respuesta a los desafíos contemporáneos que enfrentamos hoy en día. Por ello, se centra en: 

  • Optimizar los recursos: La economía colaborativa busca maximizar la utilización de bienes y servicios existentes, reduciendo así el desperdicio y fomentando una mayor eficiencia.
  • Fomentar el acceso a bienes y servicios: Al promover el intercambio en lugar de la posesión, se disminuye la necesidad de adquirir objetos que podrían estar subutilizados, contribuyendo a la reducción del consumo desmedido y aumentando la oferta de recursos vigente a precios más económicos, asequibles para muchas más personas.
  • Cuidar el medio ambiente: Compartir recursos implica una menor producción y, por ende, una menor huella ambiental. La economía colaborativa se alinea con la necesidad de abordar los problemas medioambientales al fomentar prácticas más sostenibles, dándole una segunda vida útil a muchos productos.

Ejemplos de economía colaborativa

La economía colaborativa está presente en varios ámbitos, pero destaca especialmente en algunos sectores concretos. En este artículo, te vamos a hablar de los principales ejemplos de economía colaborativa:

Economía colaborativa en alojamientos

Hoy en día, existen muchas páginas web que permiten y fomentan el intercambio de casas entre personas de distintos países. Esta es una forma económica, fácil y menos consumista de fomentar el turismo y la economía de un país.

Por otra parte, también existen plataformas que sirven como intermediarios entre los huéspedes y los propietarios de apartamentos turísticos, como Airbnb, que facilita el alquiler de habitaciones o propiedades completas.

Economía colaborativa en transporte

BlaBlaCar y Amovens son dos de las más conocidas, pero existen muchas aplicaciones de transporte que sirven para compartir vehículo. El funcionamiento de estas apps se basa en que los usuarios pueden encontrar conductores que viajan al mismo destino que ellos, con la opción de unirse en su travesía a cambio de un módico precio.

Estas herramientas no solo son una alternativa diferente y más económica al transporte convencional, sino que también sirven para disminuir la necesidad de comprar un vehículo personal.

Aunque, en este sentido, otro ejemplo igual de beneficioso es el alquiler de coches, que permite a los usuarios disponer de un vehículo siempre que sea necesario sin necesidad de mantenerlo.

Economía colaborativa en el sector textil o tecnológico

Aplicaciones como Vinted o Wallapop han potenciado la compra de objetos de segunda mano: ropa, libros, muebles, electrodomésticos, etc. Actualmente, se puede encontrar de todo en el catálogo de estas aplicaciones y muchos compradores optan por estos servicios de segunda mano para conseguir objetos a precios más económicos. 

Economía colaborativa en el sector de la restauración

Incluso los restaurantes y bares más tradicionales forman parte de aplicaciones como Too good to go, que sirve para que las cadenas alimentarias vendan los productos que van a desechar a un precio más económico. 

Economía colaborativa en finanzas

Actualmente, hay varias plataformas de crowdfunding, como GoFundMe, que sirven para financiar proyectos a cambio de una pequeña recompensa, que suele ser simbólica o de poco valor. De este modo, cada persona puede apoyar el proyecto que desee desde su casa.

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Ventajas de la economía colaborativa

Este tipo de economía tiene muchos beneficios y ventajas, tanto para los usuarios finales como para las empresas que desarrollan las aplicaciones y, lo más importante, para el planeta en general. 

  • Democratiza el acceso a muchos servicios, ya que puede suceder incluso sin haber un intercambio monetario por los recursos utilizados. 
  • Ahorra tiempo y recursos. Al eliminar intermediarios o factores de producción, la economía colaborativa sirve para ahorrar tiempo y recursos, tanto a las propias empresas como a los consumidores. Además, consigue hacer más con menos recursos, ya que se utilizan de forma eficiente los que ya están generados.
  • Es un tipo de economía flexible, que se adapta a las necesidades inmediatas de los usuarios, por eso está triunfando tanto actualmente.
  • Al disminuir la producción, es una alternativa muy sostenible, especialmente en comparación con los modelos tradicionales. Un buen ejemplo de esto es BlaBlaCar, que, al conseguir que más viajeros ocupen el mismo vehículo, no solo reduce su consumo en gasolina en términos económicos (algo muy rentable para las finanzas de cada individuo), sino que también reduce el número de coches que hay en circulación, consiguiendo un menor impacto a nivel medioambiental. 
  • Fomenta la innovación tecnológica. Al utilizar herramientas digitales y aplicaciones para llevar a cabo estos intercambios, fomenta el desarrollo de nuevas tecnologías y estrategias adecuadas para el mundo actual.

Retos de la economía colaborativa

A pesar de su popularidad, la economía colaborativa enfrenta muchos retos o desventajas que impiden su crecimiento exponencial.

En primer lugar, al estar ligadas a plataformas digitales, muchos consumidores todavía desconfían de su uso. Aunque la compra online ya es una realidad, el uso de páginas web o aplicaciones desconocidas no fomenta la confianza y, por eso, muchos potenciales clientes se pierden por el camino.

Por otra parte, la brecha digital también es un factor a considerar, dado que este tipo de economía surge en parte para responder a las necesidades de las personas con menos recursos y, precisamente, son estas personas las que se ven afectadas por la brecha digital. 

No obstante, estos retos no son cuestiones que impidan que, poco a poco, la economí