Diez reglas de oro para hablar bien en público
Tomar la palabra en público no es fácil. Sobre todo, si nos sentimos inseguros por inexperiencia o por haber tenido experiencias negativas. Sin embargo, más allá de las distintas situaciones de partida, el arte de hablar en público responde a algunas reglas que podemos aprender fácilmente. Por un lado, ser un buen orador tiene mucho de atrevimiento, no cabe duda, pero también otro tanto de confianza en uno mismo. Lógicamente, cuando nos atrevemos a hablar, si la experiencia es positiva, ésta aumenta, con lo que se crea una sinergia que nos ayuda a mejorar.
Consejos prácticos para atraer al auditorio
Lograr esa confianza, clave para evitar un estrés innecesario, será mucho más fácil con pequeños trucos que todo tipo de oradores deben conocer para evitar errores comunes. Veamos diez reglas de oro que nos ayudarán a hablar bien en público, sentirnos cómodos y atraer la atención de nuestra audiencia:
- Saber de qué se habla: Es importante conocer el tema de forma completa, yendo más allá de la memorización y asimilando los conceptos. Resultará muy provechoso cuando el tema además nos apasione. Ese conocimiento profundo nos ayudará a tener más autoconfianza y a ser nosotros mismos. Solo así lograremos seducir al público.
- Conocer el perfil del auditorio: La construcción del discurso debe adaptarse al tipo de público al que vayamos a dirigirnos. Tener en cuenta su psicología, su nivel de especialización, cuáles son sus necesidades y expectativas nos ayudará a construir nuestro mensaje.
- Cuida tando el fondo como la forma: La preparación de una intervención no solo debe cuidar qué se va a decir, sino también cómo hacerlo. Pensemos cómo exponer las ideas de manera que consiga la atención del público. Entrelazar fondo y forma de forma sencilla pero eficaz es garantía de éxito.
- Centrarse en lo importante: Ser breves y centrarnos en los puntos clave nos ayudará a contar con la atención del público. Tengamos en cuenta que la capacidad de retentiva de un mensaje oral se reduce a dos o tres ideas.
- Utilizar un lenguaje cercano: Si el auditorio desconoce el argot, simplemente obviémoslo. Busquemos cómo transmitir nuestras ideas con un lenguaje directo y accesible, adaptado a su perfil. La ilustración de las ideas con casos prácticos o ejemplos reales también nos ayudará a comunicarnos de manera efectiva.
- Cuidar el tono de voz: Para elevar el tono de voz no es necesario gritar. Conseguir un volumen que llegue a nuestro auditorio es fundamental, al tiempo que hemos de vigilar la vocalización, modulación (sin impostación) nuestra entonación y el ritmo, entre otros aspectos claves en la comunicación paraverbal.
- No descuidar la gestualidad: La actitud y la relajación, así como el uso de silencios también tienen un significado especial que transmitimos a través de nuestro lenguaje, manera de expresarlo y los gestos.
- Transmitir seguridad: La confianza en uno mismo también se proyecta y logra una mayor eficacia del discurso. Conseguirlo requiere ser natural. Básicamente, cuidar la presencia escénica, tener una mentalidad positiva, contar con un discurso bien preparado, cuidar el tono, la gestualidad, estar relajados y ocupar un espacio central en la escena.
- Anticipar preguntas: La anticipación de posibles preguntas nos ayudará a hablar con seguridad, sin miedo a que pudieran plantearse preguntas que no pudiéramos responder. A su vez, nos ayudará a hacerlo de forma airosa.
- Comprobar que todo está listo: Dar un último repaso general nuestra imagen, al material y a la tecnología con la que vamos a contar nos aportará un plus de seguridad en nosotros mismos. Comprobemos el micrófono, el proyector, nuestro aspecto y demos un somero repaso al esquema del discurso. Si fuera posible, ensayemos el discurso en el mismo lugar en el que vamos a darlo.
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