¿Sabes qué es el contrato de prestación de servicios de asesoría?
Una de las modalidades de contrato más usadas en la actualidad es el de prestación de servicios, que consiste en el intercambio de un servicio o una actividad entre las partes. Dentro de esos servicios se encuentra la asesoría o consultoría, es decir, aquellas labores de apoyo de tipo fiscal, económico, laboral, mercantil o informático, principalmente. El contrato recoge, pues, la demanda de la parte contratante por un determinado servicio, el cual va a ser ejecutado por el contratado en un plazo y unas condiciones específicas. Una de las características de este contrato es que pertenece al ámbito civil y no al laboral, dado que no supone una relación de subordinación entre la empresa y el trabajador. Por ello, el empleador no se compromete con el pago de ninguna prestación social por el servicio que se le presta. Es el propio trabajador el encargado de hacerlo. Además, suele ser un acuerdo temporal, casi siempre suscrito por cortos períodos, y poco dado a las renovaciones o extensiones.
Tipos de contrato de servicios por asesoría
Según las partes que intervengan en el acuerdo, el contrato de prestación de servicios de asesoría puede ser de tres tipos, los cuales varían de acuerdo a la relación establecida, es decir, de quién solicita el servicio y quién lo ejecuta.
- Entre dos empresas: tanto el contratante como el contratado son dos sociedades empresariales que se desenvuelven en el campo comercial. Generalmente, las empresas que prestan asesorías son aquellas que se conocen como consultoras.
- Entre una empresa y un trabajador autónomo: cuando la empresa solicita el servicio ante un especialista en el campo, pero la diferencia está en que se trata de un trabajador por cuenta propia, sin dependencia u obligación con una empresa, y que como tal debe figurar en el Régimen Especial de Trabajadores Autónomos. Cabe añadir que es uno de los contratos más utilizados en la actualidad.
- Entre un autónomo y una empresa: la diferencia con el caso anterior radica en que el trabajador es quien solicita la asesoría ante una consultora o empresa. Es un caso poco frecuente, pero no improbable. El ejemplo más común es el de los trabajadores autónomos que, antes de dar marcha a su negocio, contratan los servicios de una consultora para dar forma a los aspectos de su plan de empresa.
¿Qué clases de servicios de asesoría existen?
- Jurídico-legal: aquella que establece los tipos de documentación que necesita una empresa y las leyes a las cuales debe acogerse para su normal funcionamiento. También contempla la resolución de conflictos que se generan en la propia empresa o entre la empresa y un tercero.
- Administrativa: tanto para empresas constituidas como para las que están en proceso de hacerlo. Su función principal es establecer la viabilidad de proyectos de inversión, la elaboración de manuales, libros e, incluso, el desarrollo del área de Recursos Humanos, clave para la contratación y el buen clima empresarial.
- Contable: es uno de los tipos de asesoría más comunes. Su misión es orientar a la compañía sobre la realización de cálculos relacionados con sus pasivos y activos.
- Informática: se encarga de la implementación de paquetes de cómputo, programas y sistemas de inventarios que sean de utilidad para la empresa.
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