Cuatro motivos por los que no todo el mundo quiere ser jefe
Aunque no lo creas, no todo el mundo quiere ser jefe. De hecho, un estudio llevado a cabo por Randstad, empresa líder en recursos humanos, hace algunos años, afirmaba que tan solo el 14% de los entrevistados tenía la intención de ser directivo en su compañía. La encuesta se realizó en 15 países, incluido España. Eso sí, aunque este bajo porcentaje se debe en parte a la alta satisfacción con su puesto actual, hay otros motivos que explican por qué muchas personas no quieren ser jefes. Te hablamos de ellos a continuación.
Ser jefe exige mucha dedicación
Lo primero que hay que tener en cuenta es que ocupar un puesto directivo exige una dedicación que muchos empleados no están dispuestos a asumir. Y es que mientras que un empleado solo tiene que saber cómo hacer su trabajo y, por supuesto, hacerlo bien, el jefe debe sentir un gran compromiso por la empresa; asumir responsabilidades al estar al mando de otras personas; tener el papel de líder; estar conectado con los demás miembros de la empresa y con los clientes; llevarse bien con los trabajadores; tener conciencia de sus trabajadores, de su propia empresa y de la competencia.
Ser jefe puede poner en riesgo la reputación
Por otra parte, hay muchos trabajadores que tampoco están dispuestos a poner en riesgo su reputación, algo que puede ocurrir más fácilmente si se es jefe. El principal problema de la pérdida de la reputación es que luego es difícil de recuperar. De hecho, si las cosas no salen como se espera, recuperar la confianza de las personas a cargo puede ser muy complicado. Los empleados que no ocupan ningún puesto directivo no deben preocuparse de su reputación, ya que en todo momento estarán siguiendo las órdenes de sus superiores.
Querer acumular experiencia en diferentes lugares
También es importante tener en cuenta que, tal y como explican en el artículo “¿Por qué hoy menos personas quieren ser jefes?” de La Tercera, “las nuevas generaciones no quieren desempeñarse en un solo lugar durante toda su carrera”. De hecho, el objetivo de muchos jóvenes de hoy en día es ir acumulando experiencias en diferentes lugares, además de viajar y estudiar fuera, unas metas difíciles de conseguir si se escalan posiciones dentro de una misma empresa.
Ser jefe implica mayor presión y estrés
Por último, es importante tener en cuenta que muchos empleados no están dispuestos a tener que soportar la presión y el estrés, problemas a los que los directivos se enfrentan continuamente. Los jefes están expuestos a mayores riesgos y a más inestabilidad, lo que se traduce también en un mayor estrés. En cambio, la posición de un empleado que no ocupa ningún cargo es mucho más cómoda, puesto que no implica tener que estar pensando en las mejoras de la empresa. Además, supone tener más tiempo libre y más estabilidad laboral, lo que también favorece el bienestar general de las personas.
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