¿Cómo averiguar qué negocio es rentable?

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Tan importante como el negocio en sí mismo es la valoración previa que se haga de él. Si bien es cierto que todo plan empresarial implica una dosis de riesgo y aventura, del mismo modo requiere una etapa de planificación y estudio para saber qué tan viable es aquello que deseamos poner en marcha. Medir la rentabilidad de un proyecto de empresa es, en términos generales, evaluar los principales riesgos y oportunidades que éste tiene por delante, y a partir de ahí diseñar estrategias para que esa idea pueda llevarse a cabo de manera eficaz. Es común que el término «rentabilidad» se asocie al aspecto económico de un negocio. Sin embargo, la experiencia ha demostrado que es más complejo. Por «rentabilidad» entendemos no sólo los beneficios derivados de la actividad del proyecto, sino también todas aquellas decisiones relacionadas: ubicación del negocio, nombre, mercado al que se aspira, naturaleza del producto, público objetivo, etc. La pregunta es: ¿cómo saber si un negocio es rentable? ¿Cuáles son los parámetros para determinar la viabilidad o no de un plan de empresa?


En busca de la rentabilidad de una empresa

Un buen número de emprendedores aún persiste en el mito de que los negocios, al igual que la economía a gran escala, son capaces de autorregularse. Para ellos, por ejemplo, recuperar la inversión inicial es cuestión de tiempo, dado que tarde o temprano la idea inicial acaba por cristalizar en el mercado. La experiencia, no obstante, demuestra que no siempre es así. Muchas empresas deben echar el cierre a los pocos meses de haber iniciado labores. Si un negocio se consolida, no es tanto debido a la paciencia como a una serie de decisiones acertadas. Aunque no existe una fórmula secreta que garantice a priori la rentabilidad de un plan de empresa, sí que se pueden mencionar algunos aspectos que todo emprendedor debe tener en cuenta para determinar la rentabilidad de su proyecto.

  • Tener claridad en la idea. Es decir, cuál va a ser el producto que aspira a ingresar en el mercado y qué valor añadido tendrá en relación con sus competidores. Ésta es la verdadera esencia de la rentabilidad de un proyecto de empresa.
  • Saber cuál es el mercado. Antes de que un emprendedor se lance a la aventura, es necesario que determine si su producto o servicio tiene cabida en ese mercado. En caso de no ser así, la otra opción es crear la necesidad. Elija la primera o la segunda opción, lo cierto es que debe tener un amplio conocimiento del sector: precios, competidores, dinámicas de venta, hábitos de consumo, entre otros.
  • Determinar el público objetivo. Todos los negocios lo tienen. Por más genérico que resulte el producto, siempre se pueden extraer rasgos o características del perfil de los compradores. Hacia allí es preciso fijar la atención.
  • Analizar el momento. Hay negocios que se inician antes de que los consumidores estén preparados para comprenderlos y otros, por el contrario, que ofrecen cosas que han dejado de ser necesarias. El análisis previo de un plan de empresa debe contemplar también la relación entre el contexto y las tendencias del momento.
  • Fijar los gastos e ingresos. Es decir, hacer cuentas sobre los principales pasivos y activos del negocio una vez se ponga en marcha. En este punto no vale el «ya veremos». Por el contrario, hay que ser riguroso y tratar de que las cuentas sean lo más parecidas a la realidad. Un buen análisis evita sorpresas futuras.
  • Qué proyección tiene el negocio. Ésta es una de las cuestiones más importantes en todo el proceso de análisis de rentabilidad. Un negocio está obligado a evolucionar y a adaptarse a los cambios del contexto. Por eso la pregunta es sencilla: ¿qué tan viable será mi idea de empresa dentro de 10 ó 15 años?


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