Teresa Baró: “No hay comunicación más completa que la comunicación cara a cara sin intermediarios”
Aprender a sacar lo mejor de nosotros mismos en cada situación no es sencillo. Por suerte, personas como Teresa Baró están dispuestas a ayudarnos. Esta especialista en comunicación personal en el ámbito profesional es experta en temas como habilidades de comunicación interpersonal y de comunicación en público, lenguaje no verbal, técnicas de persuasión y seducción, atención al cliente, entrenamiento de portavoces, habilidades directivas, redacción de discursos o escritura empresarial. De hecho, ha realizado una variada tarea docente en diferentes universidades y escuelas superiores. Además, colabora en medios de comunicación y se dedica al mundo de la divulgación. Hoy hablamos con ella sobre el “Manual de la comunicación personal de éxito”, una guía imprescindible.
—En su libro habla de las actitudes boomerang. ¿A qué se refiere?
A las actitudes que se vuelven en nuestra contra. Las más frecuentes son la actitud defensiva, la pesimista, la soberbia y mostrar un exceso de confianza. Sin darse cuenta, las personas que adoptan estas actitudes, provocan una reacción de rechazo en los demás. Poco a poco van creando un vacío a su alrededor o provocan conflictos frecuentes. Pero están convencidas que la causa de lo que les pasa no está en su comportamiento, sino que responsabilizan a los demás.
—¿Cree que nuestra forma de comunicarnos es el reflejo de lo que somos?
Absolutamente. Incluso cuando intentamos fingir, también estamos reflejando lo que somos. A veces nos mostramos con total transparencia y otras condicionados por presiones sociales, inseguridades o intereses. Pero esto también es un reflejo de cómo abordamos la vida y las relaciones.
—¿Podría decirnos cuáles son las claves para la comunicación personal de éxito?
Para mí hay una única fórmula: poner al otro en el centro de interés de tu comunicación. A partir de aquí se articulan todas las habilidades: expresarte claramente para que te comprenda, escuchar activamente, interesarte por esta persona, evitar molestarla, ser cortés, valorarla, etc.
—¿Qué importancia tiene la comunicación no verbal?
No podemos hablar de porcentajes porque su peso es distinto en cada situación, pero puede llegar a ser el cien por cien de la comunicación, por ejemplo, cuando estamos callados. Cuando hablamos, nuestro lenguaje corporal refuerza o contradice nuestras palabras y, en este caso, lo no verbal puede anular el mensaje verbal.
La comunicación no verbal está siempre presente en nuestras vidas. Y afecta inevitablemente todo tipo de relación humana. Incluso si es por escrito o por teléfono. En un whatsapp o en un email también hay elementos no verbales y cuando hablamos por teléfono, nuestra conducta no verbal condiciona nuestra voz. En las relaciones presenciales o a través de tecnología de la imagen es fundamental. A través de la conducta no verbal nos mostramos como somos y como nos sentimos, solemos ser más sinceros y transmitimos actitudes, emociones, intenciones, personalidad…
—¿Cuáles crees que son los gestos más eficaces para empatizar con los demás?
Depende de la situación. Pero en general son todos los gestos de atención y escucha, además de la sonrisa (en sus distintas variedades), el contacto visual y, de forma bien administrada, el tacto.
—¿Qué importancia tiene nuestro aspecto a la hora de comunicarnos con los demás?
Abre o cierra puertas, provoca simpatías, indiferencia o rechazo. Inevitablemente, todos juzgamos en los primeros segundos de una relación y no tenemos más información que la que nos proporciona el propio sujeto a través de su aspecto y de su lenguaje corporal. Podemos equivocarnos, pero lo cierto es que actuamos en función de lo que percibimos y de nuestros propios prejuicios, valores o expectativas.
—¿Cuáles son los principales problemas de comunicación a los que nos enfrentamos actualmente?
La rapidez y la superficialidad de las interacciones. Las relaciones de calidad, las que se basan en la confianza, no se crean a golpe de whatsapp. Necesitan fuego lento, dedicación y regularidad. Además, ahora dedicamos más tiempo a las relaciones a distancia que a las presenciales, con lo que perdemos gran cantidad de información en el intercambio: tacto, olor, compartir el mismo entorno y, según el tipo de canal, la voz o la expresión del rostro. No hay comunicación más completa que la comunicación cara a cara sin intermediarios.
—¿Y los principales problemas de comunicación de las empresas?
Son muchos y muy variados. Entre ellos la creciente multiculturalidad de sus integrantes, la relación con empresas o delegaciones de países con otras lenguas y culturas, los cambios de paradigma en cuanto a la organización y el liderazgo, etc. etc.
Pero para mí, hay que trabajar prioritariamente en desarrollar la responsabilidad comunicativa de los directivos. Sin una conciencia clara de los efectos de su propia comunicación en sus interlocutores, no pueden tener control sobre la organización. Si una persona que dirige un equipo no tiene en cuenta el poder de las relaciones personales, actúa irresponsablemente, porque de ellas dependen la motivación, la productividad, el bienestar, la confianza.
—¿Cómo debería ser la comunicación de la empresa del futuro?
Tendrá que combinar la eficacia de la tecnología con las habilidades de las personas que la utilizarán. Tendremos que adaptarnos a nuevos formatos y a nuevas herramientas, al mismo tiempo que mejoremos la comunicación presencial, cara a cara. Y tendremos que poner mucho más empeño en conseguir organizaciones emocionalmente inteligentes.
—¿Podría dar algunos consejos para triunfar en una entrevista de trabajo?
Me temo que son ya muy conocidos. Pero nunca está de más insistir. Preparar los contenidos y ensayar la conducta no verbal: entrada, saludos, forma de hablar, despedida, etc. No creo en el tan difundido “sé tú mismo” si esto significa confiar en la improvisación y en creer que uno ya no necesita mejorar. Me parece de una gran ingenuidad. Una entrevista de trabajo necesita estrategia y habilidades entrenadas.
Prepárate para ser la mejor versión de ti mismo. Es el momento de mostrar tus habilidades de relación, de expresión, tu personalidad y tus buenas maneras. Si te contrataran solo por tus conocimientos técnicos te harían un examen, no una entrevista.
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