Algunas claves para entender el concepto de marketing educativo

Algunas claves para entender el concepto de marketing educativo
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En términos generales, cuando hablamos de marketing nos referimos al conjunto de actividades que las empresas desarrollan para satisfacer las necesidades de sus clientes. Más allá de cómo lo hagan, lo esencial está en responder a dichas necesidades, que por lo general se hace a través de productos o servicios.  Pero si bien la esencia del marketing es ésa, en la actualidad existen múltiples variantes del concepto. Las diferencias entre unas y otras no son sustanciales, sino que se deben a los canales, las estrategias o los formatos que se emplean. Esta multiplicidad se debe, en parte, a la complejidad misma del marketing, que es un término en el que confl uyen elementos como la investigación de públicos y mercado, la planificación, la promoción y asesoría, la definición del nicho de negocio y, sobre todo, la delimitación del público objetivo.  

 

¿A qué nos referimos con marketing educativo?

Una de las derivaciones más llamativas en la actualidad es aquella que se denomina «marketing educativo». La sola asociación de estos dos conceptos ha ido despertando un interés especial entre los profesionales del área. Por definición, la educación es el proceso por medio del cual las personas desarrollan talentos, habilidades y capacidades dentro de un entorno social y cultural. La educación orienta, promueve y proporciona herramientas y conocimientos. Un primer error es pensar que el marketing es una actividad centrada exclusivamente en obtener beneficios económicos. La labor de mercado es mucho más amplia y llega a otros ámbitos, incluido el social y el educativo. Del mismo modo, por «marketing educativo» tampoco se deben entender solamente las estrategias que instituciones educativas lleven a cabo para satisfacer a sus clientes o destinatarios, en este caso los padres de familia y sus alumnos. ¿Qué es, entonces, el marketing educativo? ¿Qué características supone una estrategia de este tipo? ¿Cuál es su aplicación? Repasemos algunos conceptos que nos ayudarán a precisar esta modalidad del marketing:

  • Influencia positiva:

Busca orientar conductas a través de estrategias de mercado. El marketing es una buena herramienta para llegar a ciertos grupos de clientes e influir positivamente en ellos. Por ejemplo, cuando un grupo de personas alcanza un grado de conciencia que antes no tenía gracias a la publicidad de un producto o servicio.

  • Conductas responsables:

El marketing también es una vía eficaz para generar conductas ligadas al comercio. Sin embargo, no puede ser cualquier tipo de conducta. El componente educativo exige que éstas tengan un mínimo de responsabilidad y conciencia social. Un buen ejemplo lo encontramos en el comercio justo, una práctica que promueve formas de consumo que favorezcan la inclusión social y el cuidado de los entornos.

  • Satisfacción y bienestar:

Por supuesto, si hablamos de satisfacción de necesidades, el marketing educativo debe apuntar hacia productos y servicios verdaderamente benéficos. Desde este enfoque, los clientes son vistos como alumnos a los que es necesario ofrecer buenos servicios y crear conciencia sobre la su importancia.

En conclusión, podemos apuntar que se trata de una metodología del marketing que busca generar conductas y hábitos para la adquisición de productos de buena calidad y que reporten beneficios sociales y culturales.  

 

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