Claves del descuento comercial en factura
El descuento comercial es una de las operaciones más comunes en la negociación empresarial. En ella interactúan tres sujetos: un comprador, un vendedor y una entidad bancaria. La situación más recurrente es aquella en la que el comprador accede a un producto o servicio y, en vez de pagar su valor al contado, lo hace mediante un aval como la letra o el pagaré. Mientras se cumple el plazo del desembolso, la empresa, que por norma general necesita liquidez para cubrir otros compromisos financieros, puede solicitar un crédito al banco, el cual le entrega la suma equivalente a la operación con el cliente menos los intereses derivados del préstamo. Vencido el plazo del pagaré o de la letra, el banco asume las labores de cobro por la operación entre cliente y empresa y recibe la suma establecida al inicio de la negociación. Pero no todos los descuentos tienen los mismos términos ni condiciones, lo cual provoca que en cada negociación se establezcan criterios distintos. En algunos casos la diferencia está en el tipo de aval aportado por el cliente y su plazo de vencimiento. Otras veces, son las condiciones o intereses exigidos por la entidad bancaria los que determinan la situación. ¿Cómo reflejar estos cambios en la contabilidad de la empresa? Y todavía más, ¿de qué manera afectan al historial de pasivos y activos de una compañía?
Cómo registrar los descuentos comerciales en la factura
Una forma sencilla de reflejar estas operaciones en la contabilidad de la compañía consiste en detallar por separado cada uno de sus componentes. Por ejemplo, el encargado del área contable puede empezar asignando una letra a cada uno de los valores que interfieren en la operación, haciendo más sencilla su relación. Lo ideal es que esta clasificación sea minuciosa y lo más fidedigna posible a la operación real. Una manera de clasificar los valores puede ser la que exponemos a continuación: Vn: valor nominal del producto. Cv: comisión variable. In: Intereses totales. O: gastos adicionales cobrados por la entidad bancaria. E: valor a cobrar por la empresa. Definidas estas categorías, a continuación se procede a su relación. Lo más común es agrupar los intereses y gastos adicionales, por un lado, y el descuento como tal, por otro. La diferencia entre los dos valores será el beneficio que ha obtenido la empresa con la operación de venta.
Línea de descuento: otra modalidad
Más compleja resulta la facturación de los descuentos de carácter permanente, también llamados líneas de descuento. Este tipo de operación se diferencia del descuento comercial ordinario en que plantea una relación constante entre la entidad bancaria y la empresa. Es decir, aquellas situaciones en las que el banco fija un límite o tope de efectos a descontar y, a la vez, unas condiciones para renovar esa línea de descuento. Dentro de esos plazos, la empresa puede solicitar varios descuentos. En estos casos, la facturación de las operaciones implica la creación de un apartado o archivo específico para la relación entre la empresa y la entidad bancaria. Esto no sólo ayuda a realizar una labor de contabilidad más ordenada y eficaz, sino que genera un historial para cada caso.
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