La responsabilidad social en la empresa familiar

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Por responsabilidad social entendemos el sentido de compromiso con el bienestar de la sociedad que adquieren las empresas a la hora de desarrollar una labor comercial. Oficialmente se conoce como la RSE (Responsabilidad Social de la Empresa) y es, en esencia, una forma de gestión ligada a unos principios básicos de la actividad mercantil. En el caso de las empresas familiares, caracterizadas por la gestión de miembros de una misma línea de parentesco, la responsabilidad social se convierte en un valor que debe ser transmitido de generación en generación. La gran mayoría de ellas pertenecen al grupo de las pequeñas y medianas empresas (Pymes), lo cual implica que establecen una relación más directa con el entorno geográfico en el que se desenvuelven: conocen mejor las necesidades de las personas, sus acciones tienen un efecto más alto y se adaptan mejor a los cambios del mercado. Sin embargo, en el imaginario tradicional aún pervive la idea de que las empresas familiares sólo son responsables por aquello que pertenece a su esfera de gestión, algo que en la actualidad, tras los cambios sociales y culturales, ha quedado en entredicho.


Principios de la responsabilidad social

La responsabilidad social depende, en gran medida, del impacto que tienen los productos que las empresas ofrecen y de su grado de contribución al desarrollo y el bienestar. Estos elementos se pueden verificar en función de cinco aspectos básicos:

  1. Coherencia empresarial:

Se refiere a la correspondencia entre la imagen y la identidad de una empresa. Es decir, ser lo que se dice ser y no lo que no se es. Este principio implica actuar en consecuencia con el producto o servicio y no difundir mensajes contradictorios. Hay numerosos casos de empresas que ofrecen lo que en realidad no producen.

  1. Desarrollo sostenible:

Las empresas familiares, como parte del contexto al que pertenecen, deben actuar siempre bajo los principios del cuidado y la preservación de ese medio. En este punto entran acciones como el ahorro de luz y agua o el uso de materiales que no promuevan el daño ecológico. También es fundamental el respeto de las costumbres predominantes en ese contexto y el análisis del impacto que pueden tener los productos que se ofrecen. Las empresas no sólo existen para ganar dinero; su principal objetivo es la creación de nuevas relaciones sociales y su contribución al bienestar.

  1. Tratamiento de los clientes:

Va más allá del mero cumplimiento de la ley. Las empresas tienen el compromiso social de tratar bien a sus clientes y de resolver sus dudas y necesidades. Además de aumentar las posibilidades comerciales de la marca, este tipo de acciones crearán un entorno óptimo y unos altos niveles de confianza entre la sociedad.

  1. Calidad e innovación:

La calidad es un principio que debe ser parte de la filosofía de las compañías, sea cual sea el área al que pertenezcan. El objetivo número uno de cualquier empresa es la consecución de productos bien hechos y que generen bienestar entre sus consumidores. Para ello, pueden apoyarse en la herramienta de la innovación, que se refiere a todas aquellas acciones que vayan orientadas al mejoramiento del proceso de producción.

  1. Selección del personal:

Se refiere a las decisiones que promuevan un clima laboral óptimo en una empresa: sueldos y modelos de contratación razonables, formación, especialización, conciliación de la vida familiar con la laboral, entre otros. El compromiso social no es sólo externo, también empieza con los empleados de la propia compañía.


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