Consejos para llevar a cabo una administración de empresas eficaz
Contrario a lo que muchos emprendedores piensan, los negocios no son entidades con capacidad de autorregulación ni entes independientes que, una vez han incursionado en un mercado determinado, salvan por sí mismos los obstáculos. La inercia mercantil no existe. Lo que sí existe es la administración y la gestión. En la administración de una empresa entran en juego numerosos factores que influyen en su desempeño a corto, mediano y largo plazo. Quien asume esta labor desempeña un rol parecido al del capitán de un barco. Pero administrar un negocio no sólo consiste en hacer cálculos. Por el contrario, es una labor que requiere de una visión global de la empresa y, a la vez, del mercado específico en el que ésta se desempeña. Sin el conocimiento de estos dos factores y de la relación entre ellos, es casi imposible que un negocio logre posicionarse. Las decisiones de una buena gestión no son siempre las mismas y su diferencia radica en las necesidades de cada caso. Por ejemplo, no es lo mismo llevar las riendas de una multinacional como Samsung que las de una tienda de barrio dedicada a la reparación de electrodomésticos.
Aun así, sí que pueden establecerse ciertos consejos que, independientemente del tipo de empresa y del mercado al que pertenezca, pueden contribuir a una acertada toma de decisiones en la gestión y administración. Veamos algunos:
- Estructuras sencillas. En la medida de lo posible, el emprendedor debe tratar de que la empresa adquiera un modelo de organización flexible y de fácil comprensión. A esto contribuyen los organigramas con pocos niveles jerárquicos o que, en todo caso, no insistan demasiado en ellos. La idea es que las relaciones entre los miembros fluyan de manera natural y que, en caso de imprevistos, el esquema pueda ser intervenido sin que esto suponga un problema en sí mismo.
- Austeridad permanente. Invertir en aquello que sea estrictamente necesario y evitar los compromisos crediticios que estén más allá de nuestras posibilidades. Todos los negocios tienen picos altos y picos bajos, y es mejor estar preparados para cada uno de ellos. Ni las vacas gordas son tan gordas ni las flacas son tan flacas.
- Reinvertir las utilidades. No todos los beneficios deben quedar en manos de los responsables del negocio. Hay que reinvertir en las necesidades que se vayan creando, y hacerlo en el momento oportuno. Además, si el emprendedor tiene aspiraciones más altas, es lógico que con el tiempo destine parte de ese capital a la expansión del negocio, como por ejemplo a la apertura de nuevas sedes, la contratación de más personal o la ampliación de la oferta de productos.
- Modernización. Otra forma de reinvertir los beneficios es fortaleciendo aspectos como la formación, la capacitación y los procesos internos de mejora, que tendrán una inmediata repercusión en la productividad y el desempeño del negocio.
- Controlar el inventario. Es necesario saber con exactitud todas aquellas cosas con las que cuenta la empresa. Un inventario bien organizado y controlado ayudará en labores como el diseño de presupuestos o los cierres de temporada. Si no se sabe lo que se tiene, tampoco será posible saber lo que se puede ofrecer. El término clave para este apartado es el autoconocimiento empresarial.
- Tener proyección. Una empresa nunca debe limitarse ni a sus posibilidades ni a las de quienes están al frente de ella. No hay que perder de vista las diferentes opciones que se puedan presentar en el camino. Limitar una empresa es como tirar las anclas de un barco en medio de la aventura marítima.
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