Conflictos de sucesión en la familia Samsung

Lee Kun-Hee, presidente de Samsung Electronics, ha dado con la gran fórmula del éxito en el negocio de la tecnología de consumo. Se le conoce como el "Steve Jobs" surcoreano y su gran logro ha sido saber modernizar la empresa que heredó de su padre hace casi tres décadas hasta convertirla en uno de los mayores gigantes del mundo.
Ahora, el delicado estado de salud y avanzada edad del máximo responsable de la multinacional tecnológica surcoreana, de 72 años, hacen pensar en el relevo generacional y todas las miradas apuntan a su único hijo varón, el actual vicepresidente de la compañía, Lee Jae Yongo, de 45 años, un futuro heredero que ha seguido todos los pasos necesarios para garantizar una sucesión tranquila y bien planeada.
Sin embargo, su suave carácter se considera inapropiado para afrontar los problemas sucesorios que su autoritario padre mantiene a raya, lo que podría hacer peligrar el liderazgo mundial de la compañía en el sector de la tecnología de la información. Con una sólida preparación y mucho más conciliador que su padre, se teme que no sepa mostrarse firme ante los requerimientos de los hermanos del padre, que le demandaron en 2012 para exigirle cerca de 2.730 millones de euros en acciones de Samsung Life Insurance, una pieza clave del conglomerado. Lee Maeng Hee y Lee Sook Hee, hermanos mayores del magnate, no ganaron esta vez y, aunque la demanda se desestimó, siguen reclamando su supuesta herencia en los tribunales. De un modo u otro, la parte que, aseguran, su padre les había legado y su hermano les usurpó. El bocado es demasiado suculento para que les detenga la ferocidad de Kun-Hee, que siempre ha logrado salir indemne del rosario de demandas presentadas contra él en los últimos años, advirtiéndoles que por mucho que insistan no verán "ni un céntimo".
La hora del príncipe Samsung
Los conflictos generacionales son uno de los principales problemas con los que tendrá que lidiar el Lee Jae, pues su entorno familiar es fuente de conflictos y es un hecho que las pretensiones de los herederos pueden suponer un duro golpe para la empresa. Asegurar el futuro, por lo tanto, será un difícil reto para el sucesor, bautizado como el príncipe Samsung, que también arrastra un sonado fracaso cuando su empresa de comercio electrónico, su apuesta personal lejos de papá Samsung, quebró hace 13 años. Aún así, a los analistas lo que les importa es el futuro, su capacidad para tomar el relevo de forma exitosa, lo que significaría consolidar el grupo con un estilo propio, sin dejar de apostar por una innovación constante, el gran logro de la firma. Grandes retos dentro y fuera de la empresa que podrá afrontar desde una fuerte posición gracias a la reinversión en otras empresas del grupo que está haciendo el presidente, una maniobra de última hora que pretende garantizar que la empresa seguirá estando en manos de Jay y sus hermanas, Lee Boo-Jiu y Lee Seo-Hyun. Los inicios de Samsung fueron humildes. Nadie podía imaginar que aquella pequeña empresa dedicada a la exportación comercial de pescado coreano seco, verduras y frutas registrada en Taegu (Corea) en 1938 por Byung-Chull, con un capital inicial de 30.000 wones (menos de 25 euros), acabaría convirtiéndose en una de las multinacionales más importantes del mundo. Fuente imagen: Hans Olav Lien, vía Wikimedia Commons
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