Carles Torrecilla: “El día después de formarnos empezamos a ser menos competitivos”

Carles Torrecilla es una de las voces más autorizadas del marketing en este país. Su actividad académica se centra en el marketing estratégico y los planes de marketing. Es fundador y socio de Veritas, Fav24, TicketBureau, Hoteles Praktik, La Reposada, etc., y miembro del consejo de varias empresas. Colaborador en diversos programas de radio (‘El Món a RAC1’) y televisión (‘Els Matins’ de TV3, ‘CódigoEmprende’ de TVE1 o El Hormiguero), ahora publica un nuevo libro, El plan B, en este caso para explicar que todos necesitamos, en nuestra vida profesional, una alternativa.
Tanto si estamos en el mercado laboral como si no, ¿todos necesitamos un plan B?
Así es. Lo que no podemos hacer es decir: “he perdido el trabajo y ahora voy a activar el plan B”. No. Ese fue tu plan A. El plan B lo que permite es, por un lado, que tu plan A funcione mejor al dar más capacidad de negociación.
¿Cómo?
Por ejemplo, si tú tienes que negociar con tu jefe una subida de sueldo, pero sabe que no te van a contratar en ningún otro sitio, y que necesitas cobrar cada mes un sueldo porque si no no puedes pagar la hipoteca, tu posición negociadora es súper débil. Por lo tanto, todos necesitamos un plan B. Esto es el caso de los que tienen trabajo. En el caso de los que no tienen trabajo, también necesitan este plan B porque, para salir del problema, si solo tienen una opción negociarán fatal y por lo tanto se acabará entrando en un trabajo mal pagado, en el que se estará descontento y es probable que dure poco.
¿Se trata de ir desarrollando una actividad en paralelo?
No. Es decir, si tú trabajas en paralelo a tu actividad profesional principal lo que sucederá es que harás peor tu trabajo y te despedirán antes. El plan B significa, por ejemplo, ahorrar e invertir en comprar acciones. O comprar un par de párkings para tener alquileres. O invertir en una franquicia. O formarse en otra cosa para que en el momento que sea necesario se pueda hacer un salto profesional a otro lado.
Entonces, ¿recomienda una formación continua a los profesionales actuales?
Lo recomiendo mucho. El día después de formarnos empezamos a ser menos competitivos. Al cabo de 10 o 20 años cualquier profesional ya se ha quedado desfasado. Hay mucha gente que piensa que por ser licenciado o graduado en tal o cual carrera ya lo tiene todo solucionado. No es así. La pregunta es, ¿cuándo terminaste tus estudios? Si uno se licenció hace 10 años… pues mira hace una década no había ni Twitter, ni Facebook ni la mitad de móviles, así que ya me dirás si el mundo no ha cambiado. Si quieres ser empleable la formación debe ser continuada. Una buena pregunta para hacerle a la gente consiste en que respondan en qué se han gastado más a lo largo de tu vida, en el coche o en su formación. Enseguida se ve que es el coche. Y así sale el informe PISA.
¿Cuál ha sido su plan B?
Por ejemplo, como profesor de marketing tenía la opción de hacer consultoría. Es algo que hacen muchos profesores. Pensaba: “Si algún día me fallan las clases, tendré esto”. Pero no lo escogí. Era un plan B muy cortoplacista. Siempre tienes que estar consiguiendo nuevos clientes y pide mucho tiempo. Da mucho dinero a corto plazo pero a largo plazo, cuando hay crisis, tampoco hay tanta consultoría. Mi plan B fue ahorrar mucho e invertir en empresas que creaban antiguos alumnos. Y ahora que estamos atravesando una crisis, estas empresas están exportando, están creciendo… Es un buen plan B.
¿Se trata entonces de diversificar riesgos?
Exacto. No se trata de meter todos los huevos en la misma cesta.
¿Es cierto que el trabajo de tus sueños no existe, que te lo tienes que hacer tú mismo?
Hay casos en los que esta frase es cierta… Pero, veamos, aconsejar esto no es lo más adecuado. La gente confunde el trabajo de sus sueños con lo que le gusta a hacer como hobby. Cuando uno se dedica a su hobby se acaba perdiendo dinero y sin diversión. Realmente, cuando nos dedicamos a nuestro hobby perdemos la objetividad, perdemos perspectiva y no tomamos decisiones racionales. Hacemos una empresa de lo que nos gustaría comprar a nosotros, que somos un pequeño nicho de mercado. Lo importante es saber que uno tiene unos conocimientos, unas habilidades, unas actitudes con las que, haciendo cualquier cosa, sé que puedo aportar mucho. Los buenos directivos incluso haciendo fotocopias son felices porque te hacen las mejores fotocopias. No se trata de lo que haces sino de cómo lo haces. Confundimos el qué por el porqué
¿Qué nos encontraremos en tu nuevo libro, Plan B?
Lo que intenta hacer el libro es explicar que no existe un plan B correcto. No le digo a nadie: “Invierte en empresas como yo”. No. Yo lo hice porque tengo unos conocimientos determinados. Hay otros que deberían hacer franquicias, otros una inversión inmobiliaria. No hay un plan B concreto, cada uno debe definir un plan B adecuado para sus circunstancias personales. El libro intenta dar todas las pistas para este plan B.
¿Un par de ejemplos de plan B?
Un plan B que será el de mucha gente de aquí a 10 años es invertir en bolsa. Somos un país en el que el particular invierte muy poco en bolsa. Ahora bien, no inviertas en bolsa si no has estudiado económicas, economía… Ahora bien, un posible plan B para alguien que quiere ahorrar y no llevar a cabo su plan B hasta dentro de 10 años es ir estudiando bolsa, que tampoco es ciencia de cohetes. En EE.UU. toda la población que tiene unos estudios mínimos tiene inversiones en bolsa. Esto llegará, aunque ahora no lo veamos. Todavía estamos en la fase de que en la bolsa todo lo pierdes. Otro ejemplo es el de una persona que no se puede cuidar de los temas y que quiere hacer una inversión no muy alta pero que sin riesgos. Compra dos plazas de parking en un edificio céntrico. No se forrará pero bueno… le funcionará.
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