Aprendizaje en tiempos de confinamiento: retos y oportunidades

Aprendizaje en tiempos de confinamiento: retos y oportunidades
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El ser humano tiene una constante capacidad de aprendizaje. Una de las lecciones más importantes es la adaptación al cambio que eleva la resiliencia en tiempos de incertidumbre. De este modo, la formación sigue acompañando a personas de todas las edades en un contexto como el actual que rompe con lo cotidiano de la normalidad previa.

 

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Uso positivo de la tecnología

El aprendizaje en tiempos de confinamiento ha supuesto una enorme oportunidad para avanzar más allá de cualquier límite externo. Muchos alumnos han ampliado su formación con la realización de cursos online. Esta modalidad ofrece la ventaja del estudio a distancia. Incluso cuando pueda parecer que alguien no dispone de las condiciones ideales a corto plazo para comprometerse con un proyecto de estas características. Cada persona tiene la posibilidad de ajustar su calendario para integrar este reto en su agenda.

La tecnología ofrece numerosas oportunidades para llevar una formación de calidad a niños, jóvenes y adultos (tanto si viven en una ciudad como si residen en el entorno rural). La pandemia ha impulsado la formación online hasta llegar a consolidarse como una alternativa a la enseñanza tradicional.

La función positiva de la tecnología queda de manifiesto en el alcance de esta oferta formativa. Y es allí donde reside la verdadera innovación: en utilizar los medios disponibles con un sentido humanista en lugar de tratarlos como un fin en sí mismo.

Un reto para toda la sociedad

El aprendizaje en tiempos de confinamiento puede interpretarse desde distintos puntos de vista, como veremos a continuación. Muchos profesores no estaban familiarizados con la rutina constante de dar clases a través de este medio y vivieron el desafío de transmitir su asignatura en un escenario distinto. El nivel de motivación de los alumnos en la enseñanza a distancia varía de forma significativa. Mientras que algunos estudiantes muestran un mayor nivel de compromiso, otros no se sienten tan cómodos con este proceso.

Los hogares, por otra parte, se han convertido en entornos más multifuncionales todavía. Los profesionales que trabajan desde el hogar tienen una oficina en la vivienda. Y, en ocasiones, en el mismo domicilio viven otros familiares con circunstancias diferentes, como sucede cuando el salón de casa se transforma en un aula de aprendizaje. El teletrabajo y la formación online, con frecuencia, coinciden en un piso de pocos metros cuadrados.

Brecha digital

En relación con este tema, se produce una paradoja notable. La formación online triunfa por su accesibilidad cuando el alumno dispone de los medios imprescindibles para entrar en el espacio virtual. Pero existe una importante brecha digital que supone un obstáculo evidente. No todas las familias disfrutan de los beneficios de esta comodidad. No solo es necesario tener un ordenador, sino también saber utilizar correctamente los distintos programas. Y esta barrera pone de manifiesto el efecto que produce la falta de competencias digitales.

La visión que un alumno tiene de esta modalidad depende, además, de la edad. Un adulto es más autónomo que un niño que necesita del apoyo de sus padres.