Venezuela como economía emergente

Venezuela como Economía emergente
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La economía mundial se está desacelerando y esta ralentización afecta a la consideración de Venezuela como economía emergente. Venezuela ha podido comprobar cómo las inversiones extranjeras se congelan, como consecuencia de hallarse entre las naciones en desarrollo de mayor riesgo al producirse la caída de los precios del petróleo. Este hecho va a marcar sus posibilidades de desarrollo en el corto y medio plazo, retrasando sus planes de evolución.

Los mercados emergentes han sido sinónimo de crecimiento pero, hoy día, las perspectivas para las naciones individuales está en constante cambio. Los países que se agrupan bajo esta denominación, entre los que se encuentra Venezuela, se enfrentan a desafíos a los que deberán enfrentarse cuanto antes, retos que incluyen problemas de infraestructura, problemas de crédito y cambios políticos.

 

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Venezuela como economía emergente: ¿sólo un espejismo?

Una de las principales razones por las que se consideraba Venezuela como economía emergente era por contar con una de las mayores reservas de petróleo del mundo. Sin embargo, la caída de los precios del crudo ha afectado al país y a sus posibilidades. Su impacto ha sido mucho mayor en Venezuela que otros países exportadores de combustible, más del doble; dejando a la nación casi completamente fuera del mapa de mercados emergentes. Los inversores están retirando dinero de las naciones con menor capacidad crediticia del mundo como signos de una desaceleración económica mundial. Al mismo tiempo, la caída de los precios de los productos básicos plantean graves preocupaciones a los países cuyos ingresos dependen de la exportación, que se ven obligados a hacer un esfuerzo extra para luchar por salir adelante.

Decisiones económicas cruciales

Una economía en desaceleración presenta menores perspectivas de crecimiento, una tendencia que se extiende como un oleaje que azota a todas esas potencias que se consideraban, al igual que Venezuela, como economía emergente. El gobierno venezolano detecta la urgente necesidad de un ajuste económico significativo. La toma de medidas que se plantea se concentra en dos áreas:

  • Tipo de cambio: bien mediante la devaluación, bien a través el refuerzo de los controles del tipo de cambio y controles de precios.
  • Gasto público: o en base a su disminución o aplicando medidas que intenten continuar el aumento salarial obligatorio.

Si se ponen en práctica finalmente, algo que tiene que decidirse sin mayor demora puesto que la capacidad de maniobra del Gobierno de Venezuela se encuentra con plazos de meses para encauzar una situación para la que, hasta hace poco, contaban con años; dará lugar a una severa contracción en la economía, con un salto corto plazo de la inflación. Los beneficios de la aplicación de este tipo de políticas, lejos de acentuar la inversión extranjera pueden desembocar en el efecto contrario.

Implicaciones sociales de las medidas económicas

El capital esperado podría no llegar nunca y el que se encontraba en el país abandonarlo si los cambios propuestos no son aceptados de buen grado por la ciudadanía. Porque, si esto sucediese, el impacto social sería tal que podría causar:

  • Disturbios y protestas: orientadas a solicitar un cambio de Gobierno.
  • Caída de la demanda: como consecuencia de un deterioro en el nivel de ingresos de la población que, aunque contasen en un primer momento con sus salarios intactos, en poco tiempo se darían cuenta de la inconveniencia de la decisión de Gobierno al tener que hacer frente a una situación híper-inflacionista.

En definitiva, la solución al problema del petróleo podría suponer el inicio de un contratiempo mucho mayor, el de la inestabilidad política y social, algo que hace que el capital se aleje del país y que cada vez sean más los que se plantean si se debería seguir considerando a Venezuela como economía emergente.