Dirección estratégica para la internacionalización
Exportaciones, licencias, franquicias... detrás de cada ímpetu externalizador se esconde un modelo diferente de dirección estratégica para la internacionalización. Definir un patrón de éxito no es posible, puesto que cada caso particular ha de atender a sus circunstancias individuales para valorar sus posibilidades; pero sí se pueden entender mejor los mecanismos de una toma de decisiones de ese calibre accediendo a los motivos que impulsan la salida al exterior de una compañía y la evolución natural de una empresa al traspasar sus fronteras nacionales.
Los factores que configuran la dirección estratégica para la internacionalización
El modo de plantear la dirección estratégica para la internacionalización es diferente en cada caso, esto se debe a:
- Distintos motivos detrás de la decisión de internacionalización de una empresa.
1.1. Factores organizacionales: suelen plantear una necesidad y configurar una forma de actuar. Se dividen en dos grupos:
- Asociados a la toma de decisiones en sí misma y a sus responsables: como la experiencia internacional, el dominio de otros idiomas, los contactos en otros países o las características personales individuales.
- Relacionados con la propia empresa y su configuración: siendo especialmente importantes el tamaño de la compañía; aspecto a considerar, especialmente en el caso de las grandes firmas, más cualificadas por su mayor disponibilidad de recursos; y la imagen de empresa en el exterior, que debe ser convenientemente evaluada para hacer un pronóstico preciso de la aceptación de los productos lanzados o servicios ofrecidos en otros países.
- 1.2. Factores provenientes del entorno: constituyen el impulso necesario para lanzarse a la aventura exterior. Los más importantes:
- Propuestas: ya provengan de clientes, distribuidores, socios comerciales o incluso gobiernos. Este tipo de sugerencias son difíciles de resistir y suelen ser el empujón necesario para plantearse dar el primer paso atravesando fronteras.
- Competencia: otro de los estímulos más efectivos que existen de cara a diseñar el modo de abordar la dirección estratégica para la internacionalización. Muy pocos negocios pueden permitirse el quedarse por detrás de sus competidores y, si ellos salen al exterior, es momento de preparar el viaje.
- Atractivos: el potencial de crecimiento de un mercado actúa como un potente imán que atrae empresas de otros países. Sin embargo, las buenas condiciones pueden reflejarse en otros factores como la ubicación estratégica de un destino o la calidad de su mano de obra en comparación con su reducido coste.
- Diferentes modos de entrar en el país.
2.1. Buscando obtener recursos naturales que no pueden alcanzarse en el país de origen. 2.2. Con el objetivo de beneficiarse de conocimientos y ganar en aprendizaje para acelerar el proceso innovador. 2.3. Planteándose la meta de minimizar costes y aumentar la eficiencia, gracias al uso de materiales, mano de obra o la ubicación del lugar de destino de la inversión. 2.4. Tratando de luchar contra barreras a la expansión o de ofrecer un mejor servicio al mercado doméstico.
- Grado de tolerancia al riesgo: que dependerá también del conocimiento del país de destino y la experiencia internacional acumulada.
Dirección estratégica para la internacionalización: la evolución
Existen cuatro pasos que caracterizan toda acción de expansión empresarial que se consigue hacer progresar con éxito. La dirección estratégica para la internacionalización debe ir apuntando a objetivos realistas y alcanzables que puede ir modificándose y actualizándose a medida que se alcanzan las metas. Generalmente, estos hitos se orientan a:
- Actividad exportadora ocasional: falta de regularidad en las operaciones y poco peso en el balance de la compañía. Es la primera toma de contacto, periodo que, dependiendo de la empresa y sus características, tendrá una duración mayor o menor.
- Actividad exportadora apoyada por agentes: es la evolución lógica y requiere la intervención de representantes independientes de la organización, que prestan su servicio en el país de destino beneficiando a la compañía con sus contactos y su conocimiento del mercado local.
- Establecimiento en el país de destino: la apertura de sucursales es la primera señal de que la dirección estratégica para la internacionalización camina con paso firme hacia el futuro deseado. Si bien, es fundamental que, llegados a este punto, todos los cabos estén atados, en especial en lo referente a la legislación aplicable.
- Traslado de unidades productivas a destino: es el paso que marca la diferencia y consolida la internacionalización. Cuando se alcanza este estadio se disfruta del conocimiento más profundo del país de destino y se está en condiciones de disfrutar de los mayores beneficios de la operación, minimizando los riesgos.
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