Bolivia como economía emergente
Bolivia como economía emergente está captando la atención de inversores de todo el planeta. Su potencial la hace destacar de otros mercados de América Latina por sus grandes posibilidades de crecimiento real, que la diferencian de otros países del continente que, o bien se han estancado en su desarrollo, o bien carecen de los recursos suficientes para presentarse como una alternativa interesante, suficientemente atractiva como para hacer llegar el capital extranjero. Sin embargo, esta opción no está exenta de riesgos, algunas políticas controvertidas y la inflación son sus principales debilidades, las que pueden hacer que el capital extranjero no se atreva a traspasar sus fronteras.
Bolivia como economía emergente: rasgos definitorios
Bolivia como economía emergente es, para muchos, una realidad. El país y su Gobierno tienen planes para lograr el estatus de nación desarrollada para el año 2025. Los principales datos macroeconómicos apuntan buenas expectativas:
- PIB: el producto interior bruto (PIB) de Bolivia ha aumentado más del doble desde el año 2006 y se espera que en este 2015 crezca en torno al 5% más.
- Inflación: la inflación continúa descendiendo y, según datos del Banco Central de Bolivia, se situaba en el 5,19% a fecha de 31 de diciembre de 2014. No obstante, esta cuestión merece ser evaluada desde una perspectiva global, ya que las causas que la impulsan están tan arraigadas que dificultan y ralentizan su proceso de mejora.
- Desempleo: las estadísticas oficiales del banco central han demostrado el desempleo ha seguido una progresión decreciente, estancándose en cifras que rondan el 6% desde hace tres años, correspondiendo también con las estimaciones del Fondo Monetario Internacional.
- Salarios: el ingreso per cápita también ha aumentado sustancialmente, resultando particularmente reseñable la subida de los salarios mínimos de un 20% el pasado año.
La dualidad de Bolivia: Crecimiento y dependencia
Bolivia nunca antes había experimentado un crecimiento como el que se puede apreciar en este momento, sin embargo, su control sobre este cambio a mejor es relativo ya que, en gran medida obedecía a un aumento del precio de las materias primas que se exportaban, algo que ha cambiado en los últimos meses; no existiendo una relación directa entre las acciones del gobierno y el crecimiento económico. Este hecho, unido al riesgo inflacionista aumenta las dudas de quienes se resisten a considerar Bolivia como economía emergente. Y es que el problema de la inflación tiene unas raíces demasiado profundas para poder ser resuelto a corto plazo.
Desafíos y áreas de mejora para Bolivia
El propio gobierno reconoce que Bolivia todavía tiene que abordar demandas históricas necesarias para aumentar el nivel de vida. Un nivel de infraestructuras deficiente, salarios demasiado bajos y la necesidad de aumento del gasto social son algunos de los puntos críticos. Además, otra de sus debilidades más acentuadas es el estilo de Gobierno. Entre las políticas más controvertidas del Gobierno boliviano se encuentran las siguientes:
- Nacionalización de las industrias estratégicas.
- Controles sobre las exportaciones e importaciones específicas.
- Cierre micro-gestión de la economía, incluidas las reuniones semanales entre el banco central y el Ministerio de Economía y Finanzas Públicas (MEF) para analizar y responder a los acontecimientos actuales.
Estas circunstancias pueden hacer pensar a algunos inversores que es conveniente esperar a una mayor estabilidad y transparencia antes de plantearse poner su dinero en Bolivia como economía emergente, sin embargo, todo depende del nivel de riesgo que se esté dispuesto a asumir.
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